Abuelos que crían y son maestros
El COVID-19 lleva a los abuelos cuidadores a enfrentar sin remedio los retos de la educación en línea con sus nietos. La carga principal va sobre las abuelas.

A través de la computadora portal, los estudiantes realizan las tareas asignadas, aunque con enormes limitaciones. —(Foto / Esteban Morales Neris, Centro de Periodismo Investigativo)
Por Adriana Díaz Tirado
Centro de Periodismo Investigativo
Estar sentado en un pupitre. Mirar la pizarra, llena de números y palabras. Anotar la fecha en el lado superior derecho de la libreta. Mirar hacia al lado y saludar al compañero de clases.
Ahora, todo es diferente para miles de estudiantes que han pasado de ocupar los salones de clase a estudiar desde las casas de sus abuelos y observar desde una pantalla a sus maestros. El lápiz ahora es un teclado. Una mascarilla es parte de su uniforme, y el desinfectante de manos su escudo para proteger a sus cuidadores.
“El miedo es que un descuido tuyo pueda hacer que tus hijos se enfermen, en este caso tus nietos, pero, a la misma vez, te enfermes tú y enfermes a los tuyos. Esto es una cadena. Ese coronavirus ha venido a traer, en esta población de abuelos, una presión emocional más fuerte”, compartió Natividad Flores Velázquez, de 61 años, de Aguas Buenas, que cumple tres papeles: madre, padre y abuela de dos adolescentes.
“Nati”, como le llaman con cariño sus familiares, tiene bajo su tutela a sus dos nietos, de 15 y 18 años, desde que su hija murió en un accidente en su casa, hace una década. Igualmente, está a cargo de su padre de 90 años y su madre de 85, que viven al lado de su hogar. El de 15 estudia en la Escuela Vocacional República de Costa Rica y el de 18 se acaba de graduar de cuarto año.
Ella siente un miedo inmenso de contagiarse con el coronavirus si reabren las escuelas. Esto significaría poner en riesgo a sus padres, que son parte de la población más vulnerable, y dejar a sus nietos solos en caso de enfermarse.
MAS DE 26,000 ABUELOS
Natividad es una de los más de 26,600 abuelos en Puerto Rico que están a cargo de las necesidades de alrededor de 33,900 menores, según un estudio del Instituto para el Desarrollo de la Juventud que toma datos de la Encuesta sobre la Comunidad de 2018 que realiza el Censo de Estados Unidos.
La población de niños en la Isla ronda en los 594, 011.
Si el abuelo cuidador de un niño sufre por el virus, ¿quién estará al mando? Los síntomas de la enfermedad podrían conllevar a una hospitalización inmediata o, en los peores casos, la muerte.
En Puerto Rico, siete de cada 10 muertes por COVID-19 corresponde a mayores de 60 años. A finales de julio, el 75% de los fallecimientos a causa del virus eran de adultos de edad avanzada.
Para este pasado 28 de septiembre, 2,989 (12.6%) casos confirmados por COVID-19 correspondían a menores de 19 años y 4,778 (20.1%) a mayores de 60 años.
“A medida que van pasando los días, el ser humano se va sintiendo más seguro. En la seguridad es donde vienen los descuidos. Quizás las primeras dos semanas mi niño [el menor] no esté contagiado, pero, en la tercera semana, venga un brote. Yo no quiero que en ese brote de contagios caiga el mío”, dijo Natividad.
Cuando su nieto mayor cumplió 18 años y dejó de recibir el Seguro Social, Natividad tuvo que comenzar a trabajar como cuidadora de una señora encamada, de 83 años, para sufragar los gastos de electricidad, un auto, comida y demás necesidades en su casa, agravadas por la pandemia.
“Lamentablemente, al ver que mi niño ya no lo tenía [el beneficio económico federal], al verme que necesito tener internet, dije: ‘No hay de otra. Yo tengo que salir a conseguir un trabajo para que mis niños tengan todo lo que necesiten’”, narró.
LIMITACION DE LA TECNOLOGIA
Al no poder asistir a los planteles escolares, la educación de los niños ha tenido que migrar a plataformas digitales y en línea. A raíz de esta transformación, madres, padres, abuelos y tutores han tenido que capacitarse para poder ayudar a los menores en sus procesos de aprendizaje. El cambio ha afectado a gran escala a la población de edad avanzada, que en su mayoría son los que están a cargo de los jóvenes mientras sus padres trabajan.
Natividad argumentó que las limitaciones económicas y educativas afectan a la población de abuelos y más ahora que todo es tecnológico.
“A los jóvenes se les hace mucho más fácil, pero al que es como yo, no. Las clases son virtuales. Estás en una incertidumbre si no tienes internet, si en tu casa la señal no es buena y si no tienes los equipos. Muchas veces, son ellos los que me explican las cosas a mí”, señaló Natividad.
Solo 54% de los hogares en Puerto Rico cuentan con acceso a internet y 62% tienen una computadora, según la Encuesta de la Comunidad de 2013-2017.
Su nieto mayor, William Haddock Ocasio, tiene que conectarse a sus clases a través del teléfono que le regaló su tío porque, aunque tiene computadora, no hay internet en la casa. Todas las tareas las tiene que redactar en un celular que mide menos de seis pulgadas.
“No me gusta porque me gusta tener un teclado grande. Mis manos son grandes y es un teléfono chiquito”, contó William.
Gladys Fontanez, de 67 años, tiene la custodia permanente de su nieto de 15 años desde que nació ya que su hija ha tenido problemas y el padre del niño no ha estado presente.
“Yo tengo que hacer todo, porque yo estoy sola. Estamos los dos solitos. A veces [estoy] un poquito apretada, pero me puedo defender”, contó sobre su rutina tras la pandemia.
Gladys dice que en varias ocasiones no ha comprendido alguna tarea y ha tenido que recurrir a un familiar o amigo para que le expliquen a su nieto. “Con la realidad que estamos viviendo hay que aceptar que sea virtual”, sostuvo.
El director de la Escuela Graduada de Ciencias y Tecnologías de la Información de la Universidad de Puerto Rico (UPR), José Sánchez Lugo, aseveró que las plataformas tecnológicas que está utilizando el Departamento de Educación son complejas para esta población, más aún cuando los equipos son cada vez más sofisticados.
“El desarrollo tecnológico es imparable. Es vertiginoso. No pide permiso. Irrumpe y desarticula las cosas que ya estaban establecidas. Quien no está preparado para ese proceso, se siente bastante perdido”, señaló el catedrático.
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