Covid-19 sacado de proporción
Esta carta es parte de un requisito del Merit Badge de Comunicaciones que estoy tomando en el que le debo escribir a un editor de un periódico local sobre un tema.

Esta carta es parte de un requisito del Merit Badge de Comunicaciones que estoy tomando en el que le debo escribir a un editor de un periódico local sobre un tema.
Tengo 17 años y vivo en el Barrio Minillas, de Bayamón. Esta carta es parte de un requisito del Merit Badge de Comunicaciones que estoy tomando en el que le debo escribir a un editor de un periódico local sobre un tema.
Desde que comenzó la cuarentena en marzo del 2020, mi familia y yo hemos tenido que usar mascarillas y establecer medidas de precaución cada vez que salimos a hacer diligencias o a visitar nuestros familiares. Los primeros meses nos fuimos acostumbrando a seguir estos protocolos para prevenir el contagio del Coronavirus.
He visto y observado cómo ha cambiado el entorno comunitario: la gente en las calles con mascarillas, el distanciamiento social, los anuncios y mensajes de los medios sobre la prevención y la migración de clases presenciales a clases virtuales, en mi caso la universidad. Durante estos meses, he analizado y contemplado cuáles pueden ser las consecuencias negativas que están teniendo el uso frecuente de mascarillas y el distanciamiento social, y cómo me han afectado psicológicamente con relación a cómo comparto con mi familia extendida, ya sean mis abuelos, tíos y primos.
El uso de mascarillas y el distanciamiento social afecta nuestro lenguaje corporal, previene algunas de las interacciones emocionales con nuestros seres queridos y, aunque la gente piense que no, distorsiona la percepción sensorial y la respuesta a estímulos de nuestro alrededor. En el subconsciente, nos vemos alejados de nuestro entorno y podemos sentir que estamos de alguna forma alejados de la realidad.
Saber que por usar las mascarillas no puedo saludar a mis abuelos con un beso, o que no los puedo abrazar debido al distanciamiento social me da mucha tristeza. Pienso que este virus ha sido sacado de proporción. En comparación a otras pandemias y epidemias recientes, como el SARS, MERS, el H1N1 y el SIDA, el uso de mascarillas de este modo no fue tan necesario como lo parece ser hoy. ¿Qué ha cambiado o qué es diferente entre las pandemias recientes y el Coronavirus? ¿Por qué los medios noticiosos y los medios sociales promueven una conducta innecesaria de forma tan exigente, sabiendo que los seres humanos no fuimos creados para usar mascarillas ni alejarnos de los demás de esta forma?
Como seres humanos se supone que naturalmente superemos las enfermedades con anticuerpos naturales, que surgen cuando alguien se infecta y mejora de una enfermedad. Actualmente, el Coronavirus es mortal para solo el 0.01% de todas las personas que se infectan mundialmente. De ellos, aproximadamente el 70% se recupera sin síntomas mayores, mientras que el 0.3% por ciento tienden a tener complicaciones.
Estudiar de forma virtual también es algo que me preocupa. Siento que mi generación va a ser una en la que muchos de nosotros desarrollaremos condiciones visuales, por la exposición a las pantallas digitales. Me vi afectado por esto los primeros días de clase. He sentido demasiada molestia en mis ojos. Se me hace difícil pensar cómo al seguir tomando clases virtuales, nos encontraremos en la situación de tener que trabajar con una generación de personas con condiciones visuales severas en los próximos meses y años. Esto podría afectar aún más la educación de las generaciones que siguen. Mi deseo es que el uso de mascarillas y la obligación del distanciamiento social sea un poco más flexible.
Marcos R. Cases Negrón
Escucha de Rango “Life”, Tropa 25
Bayamón, PR
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