
El vino, un antidepresivo ideal

Por Mónica Luna
EFE / Reportaje
El catedrático de siquiatría de la Universidad Complutense y presidente de la Fundación para la Investigación del Vino y la Nutrición (FIVIN), Enrique Rojas, sostiene que un vino de calidad de entre 11 y 13 grados tomado con moderación es un alimento, pero también un antidepresivo.
Rojas realizó estas declaraciones en una reunión sobre «Vino, Nutrición y Salud», impulsada por la FIVIN.
El psiquiatra subrayó que el vino tiene efectos beneficiosos desde el punto de vista físico y psicológico tomado con moderación, que él entiende como una o dos copas diarias de un vino de calidad.
Autor de varias publicaciones sobre temas clínicos, humanísticos y de ensayo, Rojas sostiene que el vino, entre otras propiedades físicas, es antioxidante, bactericida, normalizador de la tensión arterial e hipoglucemiante.
También ha elogiado sus beneficios psicológicos y, como tal, lo ha calificado de «antidepresivo».
«Es un elevador del tono vital, porque actúa sobre el ciclo metabólico del azúcar y los neurotransmisores cerebrales: la serotonina, la dopamina y la adrenalina», ha apostillado Rojas.
Otra de las propiedades psicológicas que este médico atribuye al vino es su efecto ansiolítico, ya que «disuelve las tensiones emocionales», sin olvidar que produce «un aumento de la capacidad de comunicación y de pensamiento» de la persona.
VINO, ¿SALUD?
El sector vitivinícola europeo puso en marcha una campaña «Vino con moderación, arte de vivir», con el objetivo de fomentar una cultura de consumo y disfrute de esta bebida de forma responsable, especialmente entre los jóvenes.
El programa, en el que participan el comité europeo que agrupa a las empresas del vino (CEEV) y el COPA-COGECA —que aglutina a las organizaciones agrarias y cooperativas de la UE— se centrará en informar a jóvenes y adultos, para tratar de poner de moda el consumo moderado de la bebida y evitar los daños del alcohol.
Agricultores y bodegas han subrayado, durante la presentación de esta iniciativa, que toda la cadena de producción «debe movilizarse para reforzar la ingesta sensata de vino, como norma cultural y social», según el portavoz del programa, George Sandeman.
El sector incide en que beber una o dos copas de vino diarias es saludable y en que es importante educar a los ciudadanos, pero también a los productores para conseguir una cultura de disfrute del consumo moderado.
El plan está dirigido a las bodegas y a los consumidores e incluye medidas educativas, la creación de un consejo de información sobre el vino y las buenas prácticas, que dará a conocer toda la información científica sobre los aspectos culturales, sanitarios y sociales del sector en Europa.
Gemma Vilahur, cardióloga del Instituto de Ciencias Cardiovasculares de Barcelona (España), considera que, para las personas mayores de 40 años, el consumo de 200 mililitros (20 gramos) de vino al día es beneficioso porque disminuye el colesterol malo y aumenta el bueno.
«Sin embargo, pasar de los 50 gramos ya es perjudicial», aclara la cardióloga.
Vilahur también ha recordado la importancia de combinar el vino con una dieta saludable y ha resaltado que lo óptimo es beberlo durante la comida, porque el proceso de absorción es más lento.