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La AIE avisa de que el déficit de diésel corre el riesgo de agravarse en 2023

La AIE avisa de que el déficit de diésel corre el riesgo de agravarse en 2023

París, 14 sep (EFE).- La Agencia Internacional de la Energía (AIE) avisa de que el déficit de diésel en el mercado mundial corre el riesgo de agravarse el año próximo con la entrada en vigor del embargo de la Unión Europea (UE) al crudo ruso, que aumentará la tensión sobre este carburante en los mercados.

En su informe mensual sobre el mercado del petróleo publicado este miércoles, la AIE explica que la UE ha mantenido hasta ahora las importaciones de diésel procedentes de Rusia en 600.000 barriles diarios, pero con el embargo europeo desde finales de 2022 esos volúmenes tendrán que sustituirse con gasóleo procedente de otros países.

Es verdad que hay tres proyectos de grandes refinerías para producir gasóleo en Kuwait, Nigeria y México que deberían entrar en servicio a finales de 2023 y que podrían contribuir a alimentar la demanda.

Pero si Rusia no consigue desviar a otros compradores la producción de diésel que por ahora vende a Europa fuera del mecanismo del precio tope que se le quiere imponer, la agencia teme que los importadores europeos, latinoamericanos y africanos van a competir por unos flujos más reducidos.

Este año, el mercado del diésel se encuentra ya en tensión entre otras razones porque la demanda de este carburante ha sido fuerte y al mismo tiempo las cuotas a la exportación que ha impuesto China han reducido sus ventas al exterior.

A eso se añaden los impuestos que ha establecido recientemente India, que han reducido las salidas de gasóleo desde este país, que es el principal proveedor de diésel en Asia.

Más allá de la situación particular del diésel, la AIE revisó este miércoles ligeramente a la baja sus previsiones sobre la demanda global de petróleo para este año, en concreto 110.000 barriles diarios menos que hace un mes.

Sus expertos calculan que en 2022 el consumo medio será de 100,1 millones de barriles diarios, 4,8 millones más que el pasado año. En 2023, el incremento será de 1,7 millones de barriles diarios hasta 101,8.

La corrección a la baja de las estimaciones para este año se explican por la ralentización económica que se constata en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​ (OCDE) y por el efecto de las restricciones a la actividad en China para intentar controlar los rebrotes de covid.

Eso se compensa en parte por una mayor utilización del petróleo para la generación de electricidad en Europa y Oriente Medio, donde se está sustituyendo parcialmente el gas porque su precio se ha disparado.

Las perspectivas a la baja para el mercado del petróleo ya han tenido un efecto sobre la cotización del barril, que en tres meses y hasta comienzos de septiembre ha caído un 65 % desde el pico de junio.

La AIE constata que las exportaciones rusas de crudo aumentaron en agosto en 220.000 barriles diarios hasta 7,6 millones, lo que significa que están únicamente 390.000 barriles por debajo de los niveles que había antes de la invasión de Ucrania.

Aunque las exportaciones rusas a la UE, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, los países que están aplicando sanciones a Moscú, han bajado en 2 millones de barriles diarios, el Kremlin ha conseguido redirigir buena parte de esos envíos a India, China o Turquía.

La agencia -que reúne esencialmente a los países desarrollados que están sancionando a Rusia- calcula que la producción rusa bajará de los casi 11 millones de barriles diarios de agosto a 10,2 millones en diciembre, cuando el embargo europeo tenga pleno efecto.

Para febrero, el descenso debería ser hasta 9,5 millones de barriles diario, es decir 1,9 millones menos que un año antes, cuando todavía no había medidas de retorsión contra Moscú por la guerra de Ucrania. 

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