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Restaura vidas dañadas por el maltrato

Restaura vidas dañadas por el maltrato

Maltratada en su niñez, hoy se dedica a forjar nuevos rumbos de vida

Por Zenaida Ramos Ramos
zramoselexpresso@gmail.com

Las experiencias tristes impulsan, por lo general, a tomar fuerzas para lidiar con la vida y a trabajar por el bien de los demás.
Ese es el caso de Moraima Oyola Pizarro, quien recobró su estima y se convirtió en forjadora de nuevos caminos para otros. Durante sus niñez y adolescencia, Oyola Pizarro sufrió el maltrato verbal, sicológico y, a veces, físico de parte de su padre alcohólico. Vivió momentos lamentables junto a sus tres hermanos y a su primogenitora, pero surgió un cambio favorable en su hogar cuando su papá los abandonó.
Entonces ella tenía 16 años y decidió armarse de valor para superar el pasado y dedicarse a ayudar al prójimo. Con el tiempo logró perdonar a su padre. “Hay cosas que las vamos a perdonar, pero no las vamos a olvidar… La diferencia está en que ya lo recuerdo sin dolor. No hay coraje, lo superé, lo perdoné. El perdón tiene dos vertientes: te libera del coraje y libera al agresor de culpa. No estoy diciendo que vayas donde el agresor, que busques al que te dañó. Con perdonarlo en el corazón es suficiente, pero no expongas tu vida. Perdona por dentro. ¡Libérate!”, dijo Oyola en el conversatorio sobre violencia doméstica que se llevó a cabo en el Teatro América, en Vega Baja, el pasado martes 14 de noviembre.

MOTIVADORA A LOS 16

A los 16 años, Oyola Pizarro comenzó a dar charlas en las cárceles y en distintos lugares sobre la violencia doméstica. En el 2000 fundó en Guaynabo la organización sin fines lucrativos Forjando un Nuevo Camino para ayudar a niños, mujeres jefas de familia, desertores escolares, personas sin hogar y a exconfinados.
“Hace veintipico de años a eso me dedico, a atender a personas maltratantes, secuestradoras, asesinas. Salen luego de estar por un tiempo en prisión y nos los llevan al hogar y allí los encaminamos para que salgan a la calle y puedan ayudar a otros. Yo sé que no puedo rescatar al mundo, pero en el pedacito que me tocó vivir puedo hacer la diferencia”, expuso Oyola Pizarro, reconocida como líder latina de Estados Unidos por su labor social y cívica.
En un aparte con El Expresso mencionó que la mujer se mantiene en el círculo de violencia doméstica por varias razones, tales como amenazas de su compañero o esposo, la codependencia y tener su autoestima baja.
“Algunas están sometidas a amenazas. Aunque uno no vea el valor de una amenaza, puede detener a la persona. En el caso de mi mamá fue por amenaza. Hay parejas que dicen: ‘Sin mí no vas a lograr nada’. El miedo a volver a comenzar, a no tener un techo donde vivir. El no sentirse suficiente. Nos hacemos dependientes. Pensamos que eso fue lo que nos tocó vivir, que ese es el destino”, dijo Oyola Pizarro.
Agregó que algunas mujeres soportan el maltrato porque su autoestima está lacerada. “De chica me decían tú no sirves, tú no vales y yo me lo creí”, reveló la autora del libro ¿Quién te dijo que no puedes?
Hay casos en que la mujer maltratada no tiene con quién dialogar su situación y sus familiares viven lejos de ella o desconfían cuando cuenta su mala experiencia.
“A veces no tienen con quién hablar. No les creen. ¿Cuántos niños son maltratados y no les creen? Se creen que el maltrato es para las comunidades indigentes, pero hay cuello blanco maltratantes”, sostuvo Oyola Pizarro, galardonada con el Premio Vida Ejemplar, otorgado por la doctora Antonia Novello de Coello, primera mujer nombrada cirujana general de Estados Unidos.
En Forjando un Nuevo Camino, los participantes reciben orientaciones para recobrar la autoconfianza, dejar atrás el miedo y la opinión destructiva de los demás. Les enseñan los medios para guiar sus vidas por un rumbo positivo. “Aprendamos a recobrar la autoconfianza. La hemos perdido por las circunstancias vividas. El problema viene con dos caminos: me paralizo o me muevo. La autoconfianza es la capacidad de encontrar una salida. Siempre va a haber una salida”, expresó la motivadora.
“Muchas veces estamos pensando que yo soy lo que dijeron de mí, que yo soy una estadística más. Yo no soy lo que otro dijo de mí. Yo soy lo que yo creo de mí. Tenemos la capacidad de cambiar de pasajero a conductor. Yo puedo conducir mi destino. Yo puedo salir de donde estoy, si así yo lo propongo”, afirmó.
Para disminuir la incidencia de violencia doméstica exhortó a regresar a lo que “nos enseñaron nuestros abuelos: el respeto y la dignidad”. Retomar los valores es un paso esencial para evitar la violencia, reiteró.

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