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PALESTINA

PALESTINA

Por Roger Ferrán

El actual enfrentamiento entre Israel y el grupo terrorista Hamas presenta un pavoroso escenario de tragedia que pudiera desembocar en la hecatombe global: la tercera guerra mundial.

De un lado los países árabes, respaldados por Rusia, China y Corea del Norte, y del otro lado, los países aliados bajo la égida de la organización conocida como la Organización del Tratado del Atlántico Norte, mejor conocida como la OTAN, entre cuyos miembros se incluyen Estados Unidos, Francia, Alemania e Inglaterra, entre otros.

Hamas incursionó en territorio de Israel y cometió actos de barbarie, matando y secuestrando hombres, mujeres y niños. Entonces, Israel ataca a Palestina en la franja de Gaza matando también hombres, mujeres y niños en lo que su gobierno califica de expedición punitiva con el propósito de eliminar al grupo Hamas.

Israel, además, ha bombardeado territorio de Jordania, Siria y Egipto. De esto continuar así, puede llegar a una escalada que finalmente enfrente a las grandes potencias mundiales.

Así de frágil y vulnerable se encuentra la situación mundial. Un mundo armado hasta los dientes en el cual se gastan más de mil millones de dólares anuales en armamentos, incluyendo, lo que eufemísticamente los expertos denominan con las letras ABC, o sea, armas atómicas, biológicas y químicas en suficientes cantidades como para extinguir en solo días toda forma de vida existente sobre la faz del planeta tierra.

En estos momentos no sabemos si el destino de la raza humana se está jugando y decidiendo en el Medio Oriente, como producto del conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamas en el territorio de Palestina.

Los autores de estos descabellados y terribles hechos que estamos presenciando, están sentando las bases de una posible tercera guerra mundial. Nada se logra con condenar en los términos más rotundos y definitivos la barbarie que está ocurriendo en Palestina y que ocurrió en Israel con el ataque de Hamas. Se trata de una vorágine de locura y fanatismo que nubla la razón y entorpece el entendimiento.

Esto es así pues ninguna de las palabras de repudio que se han pronunciado son aceptadas por esa minoría enloquecida y fanática que está perpetrando estos actos inhumanos.

Ya no solo han renunciado en su locura y sed de venganza a todo valor moral y a toda compasión por los civiles que mueren o quedan inútiles, si no que están perdiendo de vista las consecuencias globales que pudieran causar dichos actos.

La historia nos ha enseñado, pero no hemos aprendido la lección, que mediante tales actos aberrantes jamás se podrá lograr una victoria permanente. Tenemos todos, como defensores de la paz, lograr hacer posible la coexistencia pacífica de los pueblos.

Este es el reto que enfrenta la humanidad. No es fácil pero ciertamente no es imposible hallar esa fórmula que conduzca a ese fin. Es sin duda una necesidad apremiante lograrlo si queremos que continúe la vida sobre la faz de la tierra. Ese es el reto.

En este Siglo 21, cuando podía esperarse que hubiésemos progresado en el avance hacia un orden social y mundial de paz y de respeto a la dignidad humana, nos hallamos bajo el dominio de los más desoladores actos de inhumanidad y barbarie ocurriendo en el Medio Oriente, en un lugar llamado Palestina.

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