Ing. Antonio (Tony) Joglar Moreno

Normalmente, a eso de las 5:00 AM enciendo el televisor para comenzar a escuchar la programación de las primeras horas del día donde empieza la narrativa de los robos acaecidos en la noche anterior, así como asesinatos, violaciones, actos morbosos y entrevistas a familiares de las víctimas con sus consabidas griterías y amenazas a los culpables o al mismo gobierno.

El que realiza la labor de reportero, formula preguntas y antes de que terminen de contestar, interrumpe y opina también sobre la situación ocurrida. Aparentemente, y mientras más morbosa es la situación, más atractiva es para la venta de anuncios, que se van repitiendo constantemente cada 5 o 10 minutos. Y si el noticiero es un lunes, tienen material para escoger las situaciones macabras acontecidas en el fin de semana.

No sé si es casualidad que los noticiarios y sus anuncios comerciales coinciden con las horas y minutos de cada estación. Encontré, además, una columna periodística, un excelente artículo en el rotativo El Nuevo Día escrita por el profesor y abogado Carlos Díaz Olivo, que le llamó “El Libreto Roído” donde recoge el diario vivir de los argumentos que más se usan, repiten e incomodan, como acusar a alguien de corrupto, ladrón o perteneciente a los grandes intereses y la condena que recae sobre el político o funcionario público, todo esto sin tener alguna prueba.

Los consabidos epítetos y el atribuirse a hablar en nombre del pueblo, así como las amenazas de “paros nacionales,” son la orden del día. Concluye el profesor Díaz Olivo en dicha columna que, “sin claudicar al reclamo por una mejor y más limpia gestión gubernamental, corresponde a cada persona promover con sus acciones la aportación que abone al mejoramiento social”. ¡Bravo!

Existe hoy día una gran preocupación por el alza de la criminalidad, los robos, los “carjacking”, que le quitan la tranquilidad a cualquiera, así como también la pobre imagen del funcionamiento del gobierno, en todas sus ramas.

Estamos viendo una sociedad poco tolerante, inconforme y capaz de no respetar las leyes y los que la implementan, la Policía. Vemos que las iglesias han perdido la cantidad de fieles y seguidores que observan sus enseñanzas y la mística de sus Evangelios. Este libreto, como dice el profesor Díaz Olivo, está roído. Ya, a este escenario, se le añaden los programas de constantes pleitos en los medios, como se les llaman ahora. Tenemos, entonces, las preocupaciones de si somos violentos por naturaleza, lo cual no creo que así sea, toda vez que nos cuenta la historia, desde la época taína y la colonización, la humildad, tranquilidad y sumisión de nuestros antepasados.

Todavía recuerdo, desde hace varios años, los titulares del desaparecido periódico El Imparcial, tales como, “Se vuela la tapa de los sesos” o “matan viejo a palos”, todos en la primera página y escrito en tinta roja.

No sé cómo ni cuándo llegará un cambio en la situación que vivimos. Lo que sí sé es que depende de cada uno de nosotros, individualmente, que se rompan los patrones de violencia y de intransigencia que vivimos, de intolerancia que nos exacerba con libretos nada importantes o significativos que nos llegan.

Da lástima observar los pocos libros de contenido útil que se leen o de experiencias ocurridas en nuestra historia de pueblo capaces de producir otras nuevas ideas o incentivos que ayuden a mejorarnos individualmente y no repetir los mismos errores del pasado.

Con el pensamiento del profesor Díaz Olivo, de construir y promover acciones que aporten al mejoramiento social, le puedo agregar al mismo un ensayo de mis años universitarios, del escritor español don Miguel de Unamuno, que él tituló “Adentro” y que puntualiza “tener ambición y no codicia” y en que aconseja: “Reconcéntrate para irradiar; deja llenarte para que rebases luego conservando el manantial. Recógete a ti mismo para mejor darte a los demás todo entero e indiviso”. — “Doy cuanto tengo, dice el generoso; – doy cuanto valgo, dice el abnegado; – doy cuanto soy, dice el héroe; – me doy a mí mismo, dice el santo; – y di tú con él, y al darte, – doy conmigo el Universo entero. Para ello tienes que hacerte Universo, buscándolo dentro de ti. ¡Adentro!”